Ayer
lunes el candidato a Presidente de Gobierno Mariano Rajoy dejó su sello
“previsible” en una propuesta, no excesivamente detallada, de la hoja
de ruta del nuevo gobierno.
Rajoy
sigue profundizando en buscar la salida de la crisis sobre la vía de la
reducción del déficit y el recorte del gasto público. Esto va a
traducirse en el deterioro de los servicios públicos -“la sanidad
pública contará sólo con una cartera de servicios básicos”- al tiempo
que “mantiene tanto la congelación de la oferta de empleo público
–crecimiento en el empleo público cero- como la congelación salarial de
los empleados y empleadas públicas” que acumulan ya como referencia una
pérdida media del 13% de su poder adquisitivo.
Rajoy
no asumió devolver el poder adquisitivo perdido durante este año por
los pensionistas y tampoco clarificó, con respecto a la política futura
de pensiones, la propuesta de su Gobierno para las bases de cálculo. ¿Se
abaratará aún más la cuantía de la pensión ante el cómputo de toda la
vida laboral para fijar la misma?
Rajoy
trató de planear sobre “lo presumiblemente previsible” en lo que a
Reforma Laboral se refiere, centrándose sobre aquellos aspectos en los
que sabe que agentes sociales y económicos llevan más avanzados sus
conversaciones: absentismo laboral y mutuas, mecanismos y sistemas de
resolución extrajudicial de conflictos, …, tratando de meter como “tema
estrella” la decisión del futuro gobierno de eliminar los popularmente
conocidos como “puentes”.
¿Tiene
idea el candidato a Presidente que las jornadas laborales en nuestro
país están recogidas en cómputo anual en esos convenios sectoriales que
precisamente él quiere destruir y que, por tanto, no hay pérdida general
de competitividad por ello? ¿Sabe cómo afectará la eliminación de éstos
“puentes” al empleo en lugares que, como en Andalucía, el peso del
sector servicios es fundamental para el desarrollo económico?
No
sitúa más sobre la Reforma Laboral el candidato a Presidente. No quiere
enseñar tan pronto “la patita”. El previsible Rajoy comenzó ayer su
dibujo de previsibles recortes, unos por la vía de la continuidad, otros
-como el desarrollo legal del compromiso del déficit público- por la
vía de la profundización y otros, poco matizados aún, por la vía de
nuevas propuestas de recortes (sanidad, educación,)
Iremos
viendo cómo poco a poco, se va desplegando una batería de medidas en un
compás de espera absolutamente medido con el único objetivo de no
alterar a nadie antes de las elecciones autonómicas en Andalucía,
tratando así de no dar alas para que la izquierda política y social se
aglutine frente a la dureza de la política de ajustes del PP.
En
abril llegará el verdadero Rajoy y más previsiblemente aún, trabajará
solo para los intereses económicos, políticos y sociales de la derecha
más rancia que, aunque nos duela reconocerlo, no son los intereses de
esos más de 10 millones de votos que el previsible Rajoy ha capturado
por el desencanto ciudadano con Zapatero, por el fracaso de las
políticas del PSOE ante la crisis y como resultado de una cultura del
bipartidismo que, una vez tras otra, solo nos lleva de lo malo a lo peor
y viceversa.
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