sábado, 23 de junio de 2012

Un Debate del Estado de la Ciudad bastante descafeinado y decepcionante

Esta viernes hemos celebrado el Debate del Estado de la Ciudad en el Ayuntamiento de Sevilla con motivo del primer año del Gobierno de Zoido. Como muchos recordarán, esta era una propuesta que todos los partidos políticos llevábamos en los programas con que concurrimos a las pasadas elecciones municipales y, en este caso, el PP sí ha cumplido. Por tanto, creo que es de justicia reconocerle el acierto, algo que yo he hecho nada más tomar la palabra en este pleno extraordinario.
 
Una vez dicho esto, hay que añadir que, como nos temíamos en Izquierda Unida, el formato tan cerrado y encorsetado impuesto por el Gobierno local, sumado a la limitación de los tiempos y al nuevo escaqueo de Zoido –que sólo ha intervenido en el último turno, cuando ya no había opción de que la oposición le respondiera–, ha descafeinado bastante el debate en sí, restándole profundidad al análisis de los grandes temas de la ciudad y cercenando la posibilidad de votar acuerdos o propuestas.
 
De ahí que me marche de este Pleno con la sensación de haber formado parte de un paripé. Sinceramente, me parece frustrante que, con la que está cayendo, hayamos perdido una oportunidad de oro para fijar compromisos concretos o para avanzar en la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan a los sevillanos. Y todo por culpa de la rigidez formal que el PP se ha obstinado en imprimirle al debate desde un principio, hasta el punto de convertirlo más bien en un simulacro.
 
Con todo, para mí lo más preocupante ha sido el canto al autobombo y a la autocomplacencia al que hemos asistido. Choca ver el triunfalismo con que el PP ha despachado este pleno, mientras en la puerta del Ayuntamiento se agolpaban las protestas de los damnificados por sus políticas, como eran los empleados municipales, los trabajadores de Mercasevilla o las familias en situación de emergencia social que integran la Corrala de la Utopía, a quienes el Gobierno local no dudó en cortarles el agua haciendo gala de su inhumanidad con los más débiles.
 
A este respecto, he de indicar que desde el Grupo Municipal de IU estamos manteniendo contactos con estos colectivos, a los que hoy hemos expresado de nuevo todo nuestro apoyo. Por cierto, aprovecho para anunciar que en el próximo Pleno del Ayuntamiento llevaremos una moción para exigir, entre otras cosas, que el Gobierno local restablezca el suministro de agua a la Corrala de la Utopía y medie ante Endesa para que la compañía multinacional haga lo propio con el servicio eléctrico.
 
Pero, en mi opinión, lo más destacable –y alarmante– de este Debate de la Ciudad ha sido constatar el distanciamiento cada vez mayor que existe entre el partido gobernante y la ciudadanía. Sinceramente, ha habido momentos en que, escuchando las palabras del portavoz del PP, Juan Bueno, no daba crédito al comprobar lo alejado que su grupo está de la realidad y de los problemas de los sevillanos.
 
Como me imagino que los medios de comunicación no darán mucha cobertura al papel que Izquierda Unida ha jugado en este Pleno, os dejo el enlace donde se puede acceder a mi primera intervención. Una alocución en la que he tratado de demostrar, con diferentes ejemplos y argumentos, la gran involución que, a nuestro entender, se ha producido en la ciudad durante este año 1 de la “Era Zoido” en términos fiscales, sociales, de empleo, de derechos, de calidad democrática, etcétera.
    
Ya en la segunda parte, he ahondado más en las muchas promesas incumplidas por el Gobierno local a lo largo y ancho de la ciudad, poniendo el énfasis en los barrios, y he intentado desmontar algunos de esos mitos que el PP se empeña en sostener a través de la propaganda, pero que no aguantan un mínimo análisis serio y riguroso.
 
En este sentido, he criticado duramente la acumulación de responsabilidades ajenas al Ayuntamiento protagonizada por el señor Zoido, que ha incumplido absolutamente su compromiso de dedicación exclusiva a los sevillanos y que, al asumir la presidencia del PP-A, vuelve al ámbito que más le gusta y en el que más cómodo se encuentra: el de la oposición. Así es como la derecha andaluza se sacude del “campeón” y da la bienvenida a “superman”, o si se prefiere, al acaparador de cargos, o al alcalde ausente.
 
También me he referido a la falsa austeridad tantas veces pregonada por el Gobierno local, sacando a relucir “ciertos detalles sin importancia” como que 5 directores de Emasesa cobran salarios de más de 100.000 euros y que 18 jefes de división ganan en torno a los 90.000 euros.
 
Igualmente, creo haber probado cómo el PP no sólo ha explotado de forma grosera el pretexto de la “herencia recibida” para justificar su inacción y su incapacidad, sino que gracias a ella, precisamente, ha podido dormitar y vivir de las rentas a lo largo del presente año. ¿O si no quién va inaugurar FIBES? ¿O quién ha rentabilizado los pasos soterrados de Los Arcos y La Palmera? ¿O quién ha entregado las llaves de las viviendas protegidas que se construyeron en el anterior mandato? ¿O a quién apuntar el mérito de que la ciudad cuente con 300 hectáreas de zonas verdes más de las que había?
Podríamos seguir, pero no terminaríamos nunca. En todo caso, será por algo que la mayoría de los ciudadanos consultados en el último Barómetro Socioeconómico de Antares reconocen no haber notado mejoría con el PP o señalan directamente que la ciudad está peor con Zoido. Y será`por algo también que los proyectos más y mejor valorados por los sevillanos en esa encuesta sean, curiosamente, aquellos que impulsó y llevó a cabo el anterior Gobierno local: carriles bici, implantación del tranvía…
En definitiva, podríamos concluir afirmando que, durante este primer año de mandato del PP, Zoido se ha topado ante su propio espejo y ha empezado a recoger los frutos de aquella estrategia basada en el cortoplacismo que consistió en ofrecer todo a todo el mundo con el fin de alcanzar el poder. Una forma de proceder que sólo trae consigo pan electoral para hoy pero hambre para mañana, amén de defraudar a la ciudadanía y de hacerle un daño terrible a la política.
 
¿Habrá aprendido la lección el también alcalde de Sevilla?
 

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