
Las semanas de conflicto parecen no hacer mella en los mineros, que han planteado una estrategia de lucha que aumenta de intensidad conforme pasan los días, y que no parece tener fin. Ni el Gobierno cede en su intento por cerrar las minas ni los mineros ceden en su lucha por salvar sus puestos de trabajo.
De momento, un niño ha tenido que ser asistido en urgencias por intoxicación provocada por gases lacrimógenos.
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