Más de 30 organizaciones
ciudadanas, sociales y políticas rinden tributo a aquellos hombres y mujeres
que quisieron cambiar la sociedad para hacerla más justa y democrática.
El
salón de actos del centro educativo de Pino Montano se quedó pequeño
este sábado para albergar el homenaje que más de 30 organizaciones
ciudadanas, sociales y políticas, entre las cuales se encuentran el PCE e
Izquierda Unida, brindaron a las víctimas del golpe de estado, la
represión y la dictadura franquista. Un encuentro que, sin duda, marcará
un antes y un después en la lucha por la recuperación de la memoria
histórica andaluza tanto por su carácter global como unitario.
“No os podéis imaginar
lo que supone para mí este homenaje. Esto es como devolverle a mi madre
lo que ella siempre soñó: que se reconociera de una vez la injusticia
que aquí se cometió en el pasado”. Así se expresaba Carmen León, la
nieta de una de las hermanas de José Díaz, el secretario general del PCE
entre 1932 y 1942.
Carmen
fue una de las protagonistas que tomó la palabra en el acto central de
esta intensa jornada para relatar su historia personal de dolor y
sufrimiento. A ella el fascismo le arrebató a su abuela por ser familiar
de qu
ien
era. “Un día mi madre se presentó en la cárcel para llevarle la comida y
entonces le dijeron que ya no hacía falta”, contó con rabia contenida.
Durante
más de dos horas desfilaron por el escenario represaliados de distinta
condición para mostrar su testimonio de cómo el fascismo les despojó de
sus sueños o les destrozó parcial o totalmente sus vidas. Una tarea que
facilitó con sus entrevistas el periodista y presentador del programa
“La Memoria” de Canal Sur Radio, Rafael Rodríguez.
Familiares de fusilados como
Francisco Rodríguez, personas que padecieron la tortura y la prisión
como José María Romero, exiliados como Florentino Moreno, guerrilleros
como Leopoldo Iglesias... Todos ellos recibieron el calor y el cariño
que se merecen en este homenaje destinado a honrar la memoria de
aquellos hombres y mujeres que quisieron cambiar la sociedad para
hacerla más justa y democrática.
No
faltaron tampoco los reproches por la tardanza con que llegaba este
reconocimiento. Así, Juan Antonio Velasco no podía ocultar su malestar
por esta cuestión: “Estoy algo dolido porque los partidos políticos y
sus dirigentes han hecho muy poco por nosotros y eso no lo voy a
perdonar nunca”, admitía
con tristeza y resignación.
Otros como Manolo Gonzalo, veterano combatiente del PCE, prefiriero
n aprovechar
la tribuna para arengar a los presentes y para insistir en la necesidad
de “seguir luchando” en estos tiempos de retrocesos sociales y
laborales. “¡Hay que salir a la calle porque está en juego la libertad!
¡No es muerto uno mientras vive y, como decía mi camarada Dolores,
prefiero morir de pie que vivir arrodillado!”, sentenció entre sonoros
aplausos.
Por
su parte, Josefa Vela puso voz y rostro, a sus 93 años, al drama de las
familias que resultaron víctimas del robo a manos del franquismo. Y ni
su avanzada edad ni el paso del tiempo le impedían recordar, como si
fuera ayer, el asesinato de su padre, cuando apenas tenía 17 años. Le
acusaron “de masón y de dar provisiones a los rojos” y después la
Falange se quedaría con su tienda de ultramarinos. “Nos echaron a la
calle y nos dejaron en la miseria”. “Fijaros si me acuerdo bien que ni
olvido ni perdono”, remató.
Otro
de los testimonios más emotivos fue el de
Francisca Adame. Esta mujer de 90 años narró por teléfono, desde su
casa de Fuente Palmera, el ir y venir de las cárceles y de los campos de
concentración en los que durante largos años estuvieron encerrados su
padre, un guardia civil que luchó con la milicia republicana, y su
hermano.
“Pasamos
mucha hambre, muchas necesidades y mucho desprecio. Y eso no lo cuentan
los libros, eso hay que vivirlo”, explicó Francisca, quien se despidió
regalándole al auditorio uno de sus poemas de paz mediante los cuales
trata ahora de batallar contra las
sombras
que ahogaron su luz para no olvidar aquellos años de miedo y de falta de
libertad y para recordarlos, como ella misma precisó, “con la esperanza
de que no vuelvan a repetirse nunca”.
sombras
que ahogaron su luz para no olvidar aquellos años de miedo y de falta de
libertad y para recordarlos, como ella misma precisó, “con la esperanza
de que no vuelvan a repetirse nunca”.
“Sepan
que su esfuerzo no ha sido en vano y sepan que se lo reconocemos.
Gracias por vuestro compromiso, sacrificio y generosidad”. Con estas
palabras colocaba el broche final al acto el periodista Rafael
Rodríguez, no sin antes resaltar el ejemplo que las víctimas del
franquismo representan para las nuevas generaciones y desear que éste
“prenda con fuerza en la rebeldía social” necesaria para hacer frente a
los ataques que viene recibiendo “esa democracia que tanto nos ha
costado
construir”.
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