El diputado de
Izquierda Unida aboga en Sevilla por un proceso constituyente que “refleje el
nuevo sentir de los tiempos” y defiende la necesidad de poner en marcha un
“ALBA europeo” para salir del abismo al que nos dirigimos
El salón de actos del Complejo Educativo de
Pino Montano se quedó pequeño este viernes para acoger a las cerca de 300
personas que allí se congregaron con ánimo de escuchar la conferencia del
diputado de IU, Alberto Garzón, quien se desplazó hasta Sevilla para hablar
sobre las causas de la crisis capitalista actual y las alternativas que desde
la izquierda se pueden y deben defender para revertir la situación y transformar
la sociedad.
Garzón desmontó, a través de una pedagógica
intervención, las falacias que desde que estalló la burbuja inmobiliaria se han
venido repitiendo por parte del sistema para que la gente acepte “acríticamente
y sin rechistar” que hemos vivido durante varios años por encima de nuestras
posibilidades y que ahora nos toca “pasar una época de penitencia”. Y todo por
culpa de una endeudamiento que, como bien explicó, procede en su mayor parte de
las empresas y del mundo de los negocios y en, mucha menor medida, de las
administración públicas del Estado, a pesar de lo cual la deuda privada ha
terminado socializándose.
El diputado de Izquierda Unida expuso, de
manera didáctica, el funcionamiento antidemocrático de la Troika (Banco Central
Europeo, Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) y abordó el
sometimiento de España a sus decisiones, recordando, eso sí, que tal
subordinación ha sido posible, entre otras cosas, gracias al reciente acuerdo
suscrito entre PSOE y PP para cambiar el artículo 135 de la Constitución y
darle prioridad al pago de la deuda pública sobre cualquier cuestión,
“arrodillando” así a la ciudadanía. Y es que esta medida ha servido para
justificar los recortes y el desmantelamiento de los servicios públicos a los
que asistimos día a día.
Según el joven economista, “la crisis es
estructural y multidimensional” y hace tiempo que “vino para quedarse”. De
hecho, los planes de la Troika para España no tienen nada que ver con su recuperación
económica y sí mucho con relegarla a una “liga de segunda división del
capitalismo”, en la que deberá competir con China y los países del Este, donde,
como es sabido, las condiciones de trabajo se caracterizan por un alto nivel de
precariedad y flexibilidad. “De ahí que les moleste la sanidad, la educación,
los impuestos... de ahí la reforma laboral”, apostilló.
Por todos estos motivos, España es en estos
momentos, a juicio de Garzón, “un país en vías de subdesarrollo”, donde nos
encaminamos hacia una “polarización absoluta” y donde, además, se está generando
el caldo de cultivo propicio (6 millones de parados, 500 desahucios al mes,
aumento de la pobreza...) para que se produzca una “situación violenta y explosiva”.
Llegados a este punto, Garzón denunció el
“vaciamiento” que se ha permitido y realizado de la Constitución, cuyo
contenido se ha convertido en “papel mojado”, y, al hilo de esto, se mostró
partidario de emprender un proceso constituyente, donde participe la gente y en
el que se refleje “el nuevo sentir de los tiempos” y se ponga en duda “el
entramado de la Unión Europea”.
Igualmente, el diputado de Izquierda Unida
subrayó la necesidad de acometer una profunda regeneración institucional en el
país que acabe con las estructurales prácticas corruptas y clientelares
heredadas de un régimen franquista que nunca se fue del todo y que, por otro
lado, abra los partidos políticos --cuyas estructuras son “bastante rígidas”,
dijo-- a la sociedad.
En cuanto a las alternativas, Garzón abogó
por mirar y aprender de los procesos políticos que se están desarrollando en
otras latitudes del planeta, como Latinoamérica, tanto en clave social como de
soberanía y de integración. Y donde, por ejemplo --argumentó--, se han aprobado
constituciones que obligan a los cargos públicos a rendir cuentas ante el
pueblo, pudiendo ser revocados incluso a la mitad de sus mandatos mediante
referéndum (Venezuela), o prohíben las privatizaciones (Bolivia), o impiden la
socialización de la deuda (Ecuador). Es más, reivindicó “una especie de ALBA
europeo” para salir del abismo al que nos dirigimos.
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