Zoido, diputado por la provincia de Sevilla, Presidente del PP de Andalucía y Alcalde de nuestra ciudad, está asistiendo impasible al goteo constante de empresas que se van con la música a otra parte. Estas empresas que se marchan últimamente, no lo hacen porque hayan entrado en pérdidas o tengan dificultades económicas o excedentes de plantilla. No. Estas empresas se están yendo con su producción y con sus beneficios, para seguir a tope en otra parte.
Casos como el de ROCA, CARGILL o, ahora, DANONE, son paradigmáticos de este fenómeno recurrente. Precisamente ésta última pretende cerrar su planta en Sevilla y poner en el disparadero a 85 personas para llevárselas a Madrid y a Valencia. No tiene pérdidas. Sólo quieren “mejorar sus ganancias”. Una avaricia inherente al sistema capitalista que va más allá de la función social y laboral que cumplen en un territorio. Ganar más a cualquier precio.
Pero entre tanto, aquel alcalde que prometió no levantarse de una mesa de negociación con la empresa hasta convencerla de que es mejor quedarse que marcharse, está completamente ausente del problema. Sus ocupaciones son facilitar los negocios especulativos con el suelo que es a lo que está jugando, mientras se dedica a casi todo menos a salvar empleos para Sevilla.
Antes de mantener la producción industrial o agroalimentaria, prefiere un gran centro comercial en La Gavidia que va a arrasar definitivamente con el comercio de proximidad del centro. Antes de pelearse por los astilleros, su industria auxiliar sevillana o el sector del aceite de girasol de San Jerónimo, prefiere que IKEA que es capital, producción y materiales de fuera, así como beneficios que se marcharán igualmente de Sevilla.
Entre tanto desastre para el empleo, humo mediático con si habrá o no lluvia
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