Acusar al Comité de Empresa de
LIPASAM de estar detrás de los actos de vandalismo y escudarse en ese
argumento para paralizar las negociaciones es justo lo que va a alargar
la duración de la huelga de la basura en Sevilla.
Zoido, así, se
convierte en el piquete más eficaz porque acusa a los trabajadores, de
manera indiscriminada de provocar actos vandálicos, lo que conduce
directamente a la provocación, a la ofensa y, por lo tanto, a una
reacción de lógico rechazo que poco contribuye a la pacificación del
conflicto.
El PP ha venido calentando a la
plantilla desde antes de que se llegue a convocar la huelga indefinida.
Ha deslegitimado un derecho laboral, como es el recurso al conflicto
entre empresa y trabajadores cuando no hay acuerdo, ha acusado a la
plantilla de ser poco menos que trabajadores privilegiados que ganan
mucho y trabajan poco y ha enfrentado conscientemente a trabajadores con
ciudadanos para echar a unos contra otros, en vez de administrar el
conflicto de legitimidades que representan, por un lado, los que desean
que sus calles y sus residuos queden recogidos y, por otro, que sus
derechos laborales no se vean pisoteados.
La negociación de cómo se deben aplicar
las leyes del estado, esas que Rajoy ha impuesto a todos los ámbitos de
la administración bajo el sacrosanto objetivo del déficit cero, es un
derecho que reclaman los empleados públicos en la empresa y en otros
estamentos municipales. Pero la soberbia de estos gobernantes, que no
admiten las reglas del juego democrático ni el papel que juega cada cual
en las relaciones laborales, convierte cada negociación en un conflicto
que, más tarde o más temprano, terminan pagando los sevillanos.
Por lo tanto, el incremento de la
jornada de 35 a 37 horas y media se tiene que negociar. No vale que la
empresa decida cómo lo aplica inventándose un sistema de acumulación de
horas para que las trabajen en feria o semana santa gratis total ni
tampoco que descuenten a los trabajadores de la nómina a capricho los
meses y las cantidades que unilateralmente decida la dirección. Eso, se
quiera o no, pertenece al ámbito de las negociaciones y no vale, por más
que un gobierno irresponsable, estimulado por los medios de la caverna
más antidemocrática, pretendan imponerlo y quieran pasarse encima por
víctimas inocentes de una clase trabajadora radical, cuando lo único que
pretende es defender su legitimidad.
Viva la lucha de los trabajadores de
LIPASAM, y nuestra condena más absoluta a la actitud sectaria, soberbia y
pirómana de un gobierno talibán que es incapaz de negociar desde el
reconocimiento de la legitimidad de la otra parte, incendiando
irresponsablemente el conflicto y empujando a la ciudad a prolongar una
huelga de recogida de basuras que pagamos todos los sevillanos.
Tu Voz, Tu Gente nº 2144 | 155 Kb |
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