
Amenazados reiteradamente con la
privatización de la lonja del pescado, el Comité de Empresa mantiene el
conflicto porque ello supondría la pérdida de más de cien puestos de
trabajo públicos, además de poner en manos privadas una gran parte de la
seguridad alimentaria, que habría perdido su condición de servicio
público para pasar a ser un negocio para algunos pocos.
Es como tratar de gritar en medio de una
discoteca. No se escucha a nadie. Con tantos sectores protestando a la
vez, la de MERCASEVILLA puede parecer una más y pasar desapercibida
entre tantos ruidos separados pero producidos al mismo tiempo. Más el
tesón y la inteligencia con la que se están defendiendo estos
trabajadores merece todo nuestro reconocimiento. En medio de un
intencionado desprestigio civil –nada casual sino cuidadosamente
medido-, sostienen una lucha bien administrada y que consigue mantener
viva la denuncia y la reivindicación.
Zoido había prometido en su campaña que
no privatizaría ninguna parcela pública. Fiel a sus mentiras y
burlándose de quienes le creyeron, devuelve con la privatización de
parte de los servicios de MERCASEVILLA algunos favores impagables que le
ayudaron a desgastar al gobierno anterior, paso previo a subirse al
sillón de la alcaldía. De la contienda política y de la deriva judicial
no tienen ninguna culpa los trabajadores, colectivo dispuesto a no dar
por perdida ninguna batalla, incluida la de Europa.
El expediente de regulación de empleo
–el cumplimiento estricto del anterior que fue acordado y el que se
anuncia que está rechazado- forman parte igualmente de una lucha cargada
de legitimidad y que está teniendo su resultado. Prueba de ello es que
la amenaza de la empresa de presentar un ERE para mediados de febrero
lleva ya un mes de retraso y aún no ha sido presentado. Precisamente por
eso, todo el calendario de movilizaciones que ha planteado el Comité de
Empresa, en el que se incluyen determinados días de huelga, está siendo
administrado desde la inteligencia para que la prolongada duración de
la pelea no desgaste a los trabajadores hasta la extenuación y que les
venzan por agotamiento. Zoido se ensaña especialmente con ellos porque
ha convencido con falsedades a la sociedad sevillana de que todo lo que
venga de MERCASEVILLA está bajo sospecha. Pero la ejemplaridad de su
plantilla y de su lucha demuestra cada día lo falaz de esa maniobra.
Foto: Pedro J. Vargas

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